La etapa adulta es una de las más delicadas a la hora de hablar de enfermedades, ya que muchas de estas enfermedades suelen estar relacionadas con daños neurológicos.
En este sentido, el ictus es uno de los trastornos más conocidos, y puede provocar daños de salud severos e irreversibles en la persona que lo sufre.
Aunque existen una serie de pautas que también pueden ayudarnos a prevenir su aparición, toma nota de estos consejos.
¿Qué es un Ictus?
El ictus, o accidente cerebrovascular, es un problema neurológico que se produce como consecuencia de un fallo en la circulación sanguínea del cerebro.
Al taponarse o romperse alguna arteria o vaso, la sangre no circula de manera correcta y se interrumpe la llegada de oxígeno a la zona afectada. Lo que puede producir daños en distintas funciones cerebrales.
Daños producidos por el ictus
Es complicado poder discernir unos daños específicos en el caso del ictus ya que estos variarán en función de la zona que se vea afectada. Pero, además, el tiempo que tardemos en reaccionar ante un caso de ictus también influirá.
Esto hace que sea primordial saber detectarlo y tomar ciertas medidas para conseguir paliar sus consecuencias en la medida de lo posible.
Factores de riesgo
Existen una serie de factores de riesgo que hacen que las personas tengan mayor predisposición a sufrir un ictus. Entre los que se encuentran:
- Edad: a partir de los 50 años aumentan las probabilidades de sufrir un ictus. Precisamente por ello es importante que adoptemos una serie de hábitos saludables, sobre todo llegada la edad adulta.
- Herencia genética: aquellas personas cuyos familiares han sufrido un accidente de este tipo tienen mayor predisposición genética a sufrir uno.
- Tabaco: fumar produce el bloqueo de las vías sanguíneas por lo que también se considera un factor de riesgo.
- Sufrir una enfermedad cardiaca: haber sufrido una enfermedad de este tipo también se considera un factor de riesgo debido a los problemas circulatorios.
Estos factores pueden ser decisivos a la hora de sufrir un ictus.
Síntomas de sufrir un ictus
Aprender a detectar cuáles son los posibles síntomas de un ictus puede ser determinante para acudir al hospital lo antes posible. Algunos de ellos son:
- Adormecimiento en la cara o en las extremidades. Suele producirse solo en una parte del cuerpo.
- Dificultad para hablar o entender.
- Problemas o dificultades para andar.
- Problemas de visión
- Dolores fuertes de cabeza sin motivo aparente.
Aun así, estos síntomas no se manifiestan de la misma manera en todas las personas por lo que es importante que nos cuidemos para prevenir este tipo de problemas.
Consejos para prevenir un ictus
Según la Federación Española de Ictus, la mayor parte de los casos de ictus podrían evitarse si se toman las medidas necesarias. A continuación tienes una serie de consejos que te
- Controlar la tensión arterial: si cogemos la costumbre de tener controlada nuestra presión resultará más sencillo detectar posibles problemas en la misma. De esta manera podremos prevenir un posible ictus antes de que se produzca.
- Llevar una alimentación adecuada y libre de grasas: comer adecuadamente es una de las bases para evitar enfermedades y llegar con una buena calidad de vida a la etapa adulta.
- Evitar el consumo de drogas: moderar el consumo de alcohol y evitar el tabaco es otra de las claves. De esta manera no pondremos en riesgo nuestro sistema circulatorio.
- Realizar ejercicio de manera habitual: otro de los aspectos esenciales es realizar ejercicio moderado a diario ya que, de esta manera, mantendremos nuestro cuerpo en forma para hacer frente a posibles enfermedades.
Conclusiones
En resumen, existen ciertas enfermedades que se encuentran asociadas a la edad y factores genéticos. Pero, aun así, es importante que tratemos de prevenirlas actuando en aquellos factores que están a nuestro alcance.
¿Qué te ha parecido nuestro artículo para saber cómo prevenir un ictus? ¿Conocías todos los factores de riesgo que potencian esta enfermedad?